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domingo, 13 de marzo de 2011

LA REALIZACIÓN DE LAS MINIATURAS (4) Banco de Pruebas

De todos es sabido que en las compañías de automoción, antes de que un prototipo vea la luz, siempre se le realizan una serie de pruebas para asegurar que todos sus elementos y mejoras funcionan a la perfección. Pues en las Miniaturas de Eloy Óptico sucedía algo parecido.

Eloy comenzó a idear cosas desde el principio. Lo primero fueron los movimientos de mecida de los tronos y el primero en iniciar esas pruebas fue Pedro Millán a cargo del cual siempre estuvo la parte eléctrica de las Miniaturas. Después de lograr el efecto bastante natural y creíble del movimiento de mecida de los tronos (ver entrada: "EL MOVIMIENTO DE LOS TRONOS" 18/02/09 en ella se describe el artilugio que realizaba el movimiento), lo siguiente estuvo cuando la Plaza de la Merced. Eloy trataba de hacer desaparecer la maqueta del edificio "Pertika" y hacer aparecer la fachada de la desaparecida Iglesia de la Merced. Esta era la idea, la cuestión era resolver la manera de como se haría desaparecer una cosa y aparecer la otra. El Equipo entero nos pusimos a pensar y todos tratamos de buscar la solución, hasta que a alguien (creo que fue a Antonio Infante) se le ocurrió algo que fue lo más factible: la iglesia permanecería en su lugar mientras el edificio Pertika quedaría por delante de manera que aquella quedaría cubierta por este, el cual se ocultaría deslizándose hacia abajo por un hueco abierto en la base donde descansarían las maquetas. Las complicaciones vinieron después a la hora de planificar el mecanismo que hiciera la teoría posible.
Después de mucho pensar y de desestimar algunas cosas como un motor parecido al que le daba el movimiento a los tronos, fue a Pedro Millán (creo), a quien se le ocurrió utilizar un elevalunas eléctrico de un coche. Entonces fue cuando entró en escena, como colaborador (necesario), Francisco Gómez Cantero, mecánico de profesión, el cual adaptó el mecanismo de un elevalunas eléctrico a nuestras pretensiones, pero al hacer las oportunas pruebas con el aparato en cuestión, nos dimos cuenta de que algunas veces, el edificio (sustituido por un chapón del mismo peso y dimensiones, para no romper el original), o bien saltaba por los aires cuando se elevaba, o a veces se quedaba a medias cuando descendía. Así que el problema era más que mecánico, pues el mecanismo funcionaba bien, el problema era que no "sabía" cuando tenía que parar. Este contratiempo parecía que iba a dar al traste con la idea de hacer aparecer y desaparecer la Iglesia de la Merced. Pero lo que son las casualidades (o causalidades, según se mire). Resulta que un vecino de Eloy, Juan Pérez Moreno, era (es) técnico en electrónica e informático, Eloy al saberlo, le planteó el problema y en unos días lo teníamos en el taller, con una serie de artilugios, que solo él conocía y sabía manejar, para conseguir que el mecanismo de "Sube y baja" funcionara sin lanzar el edificio por los aires. La cosa tardó en gestarse pues Juan también tenía su trabajo y solo venía cuando tenía tiempo. El día de la Inauguración, desde primeras horas de la tarde, Juan, junto con Pedro Millán. Se dedicaron por entero a las pruebas del mecanismo para que todo funcionara a las mil maravillas, pues el "sube y baja" tenía que estar además coordinado con la música. Cuando comenzó el discurso de la inauguración, aun estaban los dos probando todo eso. El nerviosismo era más que evidente en los miembros del Equipo y en Eloy, pues temíamos que no estuviera listo para el momento culminante. Pero, cuando las luces se apagaron y empezaron a sonar los acordes del Así hablaba Zaratrusta de Richard Strauss. El mecanismo funcionó a las mil maravillas, provocando una ovación de los presentes en el acto, y el respiro de todos nosotros. Aquello estuvo funcionando durante toda la exposición y creo recordar que solo tuvo algún problema una sola vez.

Luego vinieron los circuitos, esto se le ocurrió a Eloy cuando regresaba de uno de sus viajes mientras esperaba las maletas en el aeropuerto. al ver la cinta transportadora, pensó en la manera de conseguir que una cinta similar diera movimiento a los cortejos procesionales pudiendo así poner varias cofradías desfilando por un mismo escenario. El primer circuito se hizo cuando se presentó la maqueta de la Calle Carretería. Curiosamente esta no se estrenó en Cuaresma, sino que se hizo en la Feria de 2003 con parte de la romería de la Victoria. Aquel primer circuito estuvo hecho por una cadena confeccionada por varias cadenas de bicicletas unidas entre si con un engranaje de varias ruedas dentadas. A esta cadena iban atornilladas por un extremo unas tablitas de madera en las cuales se pegaban caballistas y coches de caballos. El otro extremo descansaba directamente sobre un armazón de madera que circundaba todo el circuito. Pero para que eso funcionase correctamente hubo que tener en cuenta algunos factores que podían dar problemas, en primer lugar estaba el roce directo de las tablas de madera sobre el circuito tambien de madera, que aunque la fricción no era excesivamente rápida para provocar que con el roce aquello saliera ardiendo, si deterioraba las tablitas, para ello en primer lugar se aplicó grasa bajo estas lo cual hacía que el roce fuese menor, pero cuando pasaban unos minutos, la grasa se empezaba a secar y el roce provocaba algunos saltos, que provocaron que la cadena se saliera de los engranajes. Después de mucho pensar, a Manolo Nieto, se le ocurrió una idea y, antes de comunicarsela a nadie se fue a buscar los elementos para ponerla en práctica. Cuando apareció de nuevo traía unas cosas que en principio no tenían nada que ver con algo mecánico. Se trataba de unas botellas vacías, de suero y los tubos y demás de los goteros de hospital, de tal manera que al verle alguno le dijo: -"¿A quién vas a operar?" Manolo, lejos de desistir de su idea, tomó a Mariano y a Paco (Que era el que había diseñado el circuito y lo había construido) como ayudantes y montó los dos goteros ocultos tras el panel del fondo de la maqueta, de tal suerte que los extremos quedaban sobre el armazón de madera sobre el que rozaban las tablitas, rellenó las botellas con un liquido jabonoso compuesto principalmente de una pasta que utilizan los mecánicos para limpiarse la grasa de las manos. Abrió los goteros, de manera que goteaban esta mezcla suavmente sobre la madera y las tablas con su movimiento la desplazaban por todo el armazón por el que rozaban de manera que en pocos minutos todo estaba perfectamente lubricado y no corría el riesgo de secarse pues los goteros proporcionaban la cantidad exacta de lubricante para evitarlo. Cuando se gastaba una botella se reponía por otra. De esta manera el circuito podía estar en movimiento sin temor a atranques. El problema vino cuando se empezaron a pegar las figuras sobre las tablas. Había que distribuir bien el peso de estas (recuerdo que todas las figuras son de plomo), Eso fue un encaje de bolillos.Por suerte las tablas, aún, no tenían que soportar el peso de un trono. Afortunadmaente, el circuito funcionó, tuvo algunos atranques durante la exposición, pero se arreglaron si ningún percance importante.



En cuaresma, las tablas de madera se sustituyeron por otras de baquelita y se les agregaron unas ruedas en el extremo opuesto a los enganches de la cadena. Lo que le dio mas solidez al circuito y evitó el tener que estar pendiente de los goteros casi de continuo. De este modo si se pudieron poner tronos sobre las tablas, e incluso hacer que estos se mecieran a la vez que avanzaban.



Lo siguiente fue simular el movimiento tan característico de la túnica del Cautivo y del Gran poder de Sevilla. Esto fue una de mis tareas, al tratarse de algo relacionado con las figuras. Comencé desmontando las figuras de los cristos de los tronos (paso en el de Sevilla). La figura del Cautivo era de plomo, por lo que todo era más complicado, la del gran poder estaba hecha con pasta de modelar y la túnica estaba hecha de un pañuelo de papel y encima la había hecho yo, así que comencé con esta. Pero antes debía hacer una prueba. Tomé un taco redondo de madera, del tamaño aproximado de la cintura del Cristo, el cual corté y le coloqué dos palitos simulando las piernas. Este, llamemoslo, maniquí que simulaba la parte inferior del cuerpo, lo "vestí" con un pañuelo de papel simulando la parte baja de la túnica a cuyo extremo más bajo pegué un aro irregular (la caída de la túnica tiene arrugas y no queda como un vestido de Agata Ruiz de La Prada), hecho con un alambre, de este alambre saqué un extremo fuera del "aro" que quedaba dirigido hacia abajo en lo que formaba el hueco de lo que serían las piernas, estas las pegue en una chapa de madera en la cual abrí una abertura, similar a la de una hucha para pasar es extremo del alambre de manera que accionándolo a un lado y a otro, la parte inferior de la túnica se movía dando el movimiento característico. Una vez presentado el artilugio (ver fotos adjuntas) a Eloy y después de tener su beneplácito, lo puse en práctica con los Cristos, a los cuales modifiqué, sobre todo el Cautivo que tuve que cortar la figura por la cintura, soldarle dos tubos metálicos a modo de piernas y realizarle la túnica en tela blanca, todo un reto si se tiene en cuenta las dimensiones de la figura. Y de paso le modifiqué el rostro, asimilandolo más al real y las manos. El mismo procedimiento utilicé para El Gran Poder. El aro inferior de la túnica y el extremo que accionaba el movimiento, los hizo Pedro Millán, el mecanismo también lo desarrolló él, de manera que cuando el circuito donde iban tronos y figuras, avanzaba, unas pequeñas ruedas con unos muelles de recuperación adosadas a la tabla donde iban los tronos se deslizaban sobre una tira de aluminio plegada en zigzag, hacían que el trono se meciera. El extremo del aro inferior de la túnica se unía a una barrita de hierro que, colocada perpendicular a un muelle. desplazaba la túnica al lado contrario al que se realizaba el movimiento de mecida del trono, lo cual creaba un efecto bastante real de la túnica.

Modelo de pruebas, artilugio para demostrar el movimiento de la túnica del Cautivo y del Gran Poder. Curiosamente el artilugio creado en 1993 sigue manteniéndose igual que el primer día, a pesar de haber estado dando tumbos por diferentes lugares. Dada la fragilidad del material, madera, chapón, alambre y un pañuelo de papel es un milagro que aun se conserve tal como se ve en las fotografías.

Estas fueron algunas de las cosas que se hicieron utilizando el "banco de pruebas", este se situó fuera del taller de Trinidad Grund, trasladándose a un piso propiedad de Eloy donde se probaron todos los circuitos transportadores. Como podéis ver esta entrada es algo diferente a las de esta serie, sencillamente porque la inmensa mayoría de los Miniaturistas Cofrades, no se dedican a hacer cosas tan espectaculares como las que hacíamos nosotros.

Esta entrada ciera el ciclo (al menos de momento) de las dedicadas a "LA REALIZACIÓN DE LAS MINIATURAS". Seguramente seguiré con la Serie de : "LOS MIEMBROS DEL EQUIPO", serie que nació como homenaje a los que trabajaron conmigo codo a codo en aquel taller en el que se hicieron las cosas más increibles.

Nota: Respecto a la entrada anterior se me olvidó puntualizar que eso de invitar para el carnaval en Torremolinos a las agrupaciones de Cádiz me parece un agravio a las agrupaciones de Málaga capital. No entiendo de calidades en esta materia. Supongo que la calidad, al menos por tradición, la tienen las de Cádiz, (en realidad creo que la calidad no la da la provincia o la ciudad sino las agrupaciones), pero en estos tiempos de crisis, ¿no les hubiera salido mejor llevar a las de aquí? Pero claro, no me acordaba que la crisis solo es para las Miniaturas, para lo demás no.

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