Representar la realidad en modelos a escala es cuanto menos una tarea en ocasiones tediosa, sobre todo cuando, como yo, tienes desde tiempo inmemorial de enemigos a esos guarismos llamados números y a esas extrañas "encriptaciones", llamadas operaciones matemáticas. Lo reconozco, nunca se me dieron bien los números y curiosamente es algo que manejo con frecuencia debido a mi trabajo de maquetista, de ahí el especial cuidado que pongo para no equivocarme comprobando una y otra vez las operaciones y los resultados. De todas formas si la escala es errónea se ve de inmediato nada más sale el plano de lo que se pretende miniaturizar.
No obstante hay algo que generalmente funciona y que en cierto modo da ese aspecto de realidad que a veces el escrupuloso respeto a la escala hace que los modelos representados, ya sean casas, objetos o figuras parezcan fríos y estáticos, es decir, parezcan no tener esa chispa que además de representar fielmente la realidad, sean creíbles.
El Equipo, siempre denominó a esto el "ojímetro". Siempre se ha tratado de hacer que lo que nuestro ojo ve sea lo que se representa aunque para ello se tenga que falsear un poco la escala.
Es el caso de nuestras Miniaturas, en las que hay diferente escala en los edificios y en los personajes y los tronos. (Ver entrada LAS ESCALAS). Si todo estuviese a la misma escala, los tronos y las figuras quedarían, por decirlo de algún modo "absorvidas" por su entorno. Sin embargo, al ser de una escala ligeramente mayor, tienen ese protagonismo propio que es el que se pretende dar.
También se puede denominar "Ojímetro" al arte de colocar un objeto o un detalle en una maqueta sin hacer mediciones, simplemente siguiendo el modelo de una fotografía o un dibujo
Catedral y plaza del Obispo, realización integra a "ojímetro"
Vista de Calle Larios, realización integramente a escala
