Os preguntareis a que viene esto y que relación guarda con las Miniaturas. Pues yendo a comprar el recambio me acordé de algo que sucedió allá por la época en la cual comenzamos a colocar las famosas bombillitas de los relojes en los cirios de los nazarenos y ya vereis por qué me acorde. Desde el principio, los nazarenos de la Semana Santa en Miniatura de Eloy Óptico han sido de plomo y, hasta entonces, el cirio también, pero aquello tenía que cambiar y los cirios tenían que encenderse, pero colocar la bombillita en la barrita de plomo que simulaba el cirio de las figuras era imposible. En principio los cirios nuevos debían ser huecos para que los delgadísimos cables que iban a llevar la corriente a la bombilla pudiesen pasar por el interior. Otro reto para el equipo: Había que buscar algo lo suficientemente delgado para que pasaran por el interior los delgadísimos cables. Buscando por ahí, Antoñito Henares encontró unos tubitos bastante delgados de latón que ya habíamos utilizado en algunas maquetas y que podrían servir para lo que queríamos, estos se vendían en las tiendas de modelismo, pero ocurrían dos cosas: primero que eran muy caros, aunque tenían una longitud de más de un metro y por cada uno nos salían un buen puñado de "cirios" y segundo que al cortarlos, se machacaba literalmente un extremo y había que estar metiendo un punzón en el interior del tubito para volverlo a su aspecto normal. En definitiva que si los hacíamos así, llegaba el día de la inauguración y todavía estábamos cortando tubitos. Total, que había que buscar otra cosa o pasarnos algunas noches en vela trabajando (y no sería la primera vez).
No sé cuando ni a quién, pero Eloy vio a alguien que con la agenda llevaba un pequeño bolígrafo y le preguntó si el susodicho tenía recambios. Esta persona abrió el bolígrafo y en su interior una pequeña barrita metálica de latón contenía la tinta. Casualmente la tinta del bolígrafo aquel, había expirado y Eloy se hizo con el recambio-barrita el cual después de comprobarlo tenía el tamaño justo para ejercer de cirio de nuestros nazarenos y de poder pasar los cables por el interior. Con su "preciado tesoro", Eloy se dirigió a una papelería y preguntó si, por casualidad, tenían recambios de aquella clase. El hombre de la papelería se rascó la sien y mirando a Eloy, le dijo: "-Si, seguro, esto es de unos bolígrafos que vienen con una agenda, pero la gente se ve que no sabe que tienen recambio y los tiran, creo que es la primera vez que me piden uno".
Entonces Eloy preguntó: -"Oiga, ¿y tiene muchos?"
-"Pues imagínese, las agendas circulan desde hace unos años y ya le he dicho que es el primero que me piden..., y, ahora que lo pienso, no sé si los recambios escribirán ya o se les ha secado la tinta".
Eloy puso cara de felicidad, pero esta no era ni la mitad de la que se le puso al señor de la papelería cuando aquel le dijo:
-"Se los compro todos".
Imaginaos al sujeto de la Papelería cuando algo que llevaba acumulando polvo en los estantes del almacén (doy fe de esta acumulación de polvo porque los recambios estaba casi enterrados) le dicen de pronto que le compran todo lo que tenga. Cuando le estaba envolviendo los recambios a Eloy y estos eran muchísimos (venían en grupos de seis, creo recordar, en unas fundas de plástico por un lado de color marrón claro (quizás en otro tiempo fuesen de otra tonalidad) y por el otro transparente, aunque entonces eran más bien translúcidos), este buen hombre, contento por la venta (y fue bastante barato pues algunos tenían la tinta seca, las fundas estaban deterioradas y encima se los llevaba todos), preguntó incrédulo:
- "¿Tanto piensa escribir?".
No recuerdo si Eloy le respondió con una de sus habituales gracietas o le explicó cual iba a ser el destino final de los recambios, el hecho es que Eloy nos los entregó y enseguida nos pusimos a vaciar la tinta y a quitarles la punta.
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