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martes, 12 de julio de 2011

UN SIMPÁTICO DETALLE

Cuando allá por 1989 comenzamos a crear la Plaza de la Merced, Eloy, siempre intentando rizar el rizo, fue recopilando una serie de detalles que después nos iba transmitiendo para que los pusiéramos en práctica. Uno de ellos fue un simpático detalle que todos habíamos visto, pero que nunca pensamos en que podríamos incluirlo en nuestras Miniaturas.



En aquellos tiempos cada vez que se entraba en un bar una curiosa y característica musiquilla se había hecho popular, a veces venía acompañada de un sonido metálico especial de monedas cayendo en un cajón de metal. Me estoy refiriendo a las por entonces famosas máquinas tragaperras que a tantas personas engancharon con sus lucecitas parpadeantes su música pegadiza y sus promesas de premios en metálico. Pero en este blog no se trata de hacer una crítica social al problema de la ludopatía (que tantos hogares a arruinado), aquí se trata de como el Equipo desarrolló en miniatura y a escala 1:40 una de estas máquinas.



Con la idea de Eloy Antonio Henares se fue a sacar fotos de una tragaperras, no tuvo que irse muy lejos pues en la misma calle Trinidad Grund había y aun hoy hay varios bares, casi todos ellos disponían de máquinas de este tipo. Con las fotos vino el plano a escala y después la construcción en chapón y metacrilato. Se cuidó especialmente que dentro albergara una serie de bombillitas de colores (las mismas que se utilizaban para los semáforos) las cuales parpadearían a intervalos creando la sensación de las luces propia de estas máquinas. La fase de pintura, como siempre, iba a quedar a cargo de Fernando López Pascual, pero las circunstancias, (Eloy quería presentar esa misma noche a su circulo más íntimo de amigos aquella genialidad) cambiaron; Fernando no estaba aquella tarde y todo el equipo estaba en otra serie de realizaciones, por lo que después de cierta incertidumbre, la pequeña maquinita recaló en mi mesa y me dieron el encargo de acometer su pintura. Utilizando de modelo la fotografía obtenida por Antonio y con pulso firme pinté las partes de madera, dejando los coloridos dibujos de la parte frontal que en la maqueta estaba realizada en una fina plancha de metacrilato transparente. Como la finalidad era que las lucecitas parpadeantes se vieran creando el efecto igual que en la realidad debía elegir bien el tipo de pintura a emplear para no tapar en exceso el metacrilato, arruinando la magia del invento, así que utilicé la misma laca de bombillas con la que se estaban pintando las vidrieras de la fachada de la desaparecida iglesia de la Merced. Fue una gran responsabilidad la que se me otorgó en ese momento y, afortunadamente, salí airoso de la misma. La maquinita se colocó casi en la entrada de la por entonces célebre cafetería Igarra (Pza. María Guerrero, esquina con Calle Alcazabilla). Pero todavía faltaba un detalle, la característica música, que fue grabada en vivo y en directo de la misma máquina que había servido para la foto. Pedro Millán, además de poner las lucecitas, se encargo de poner la música en una cinta que se reproducía mediante un radio cassette de coche oculto bajo la mesa expositiva de la maqueta y que era audible gracias a un altavoz situado bajo la maqueta de la cafetería. La reproducción de la música se hacía a intervalos de unos minutos. Una vez puesto todo, el efecto era espectacular y muy real. Las amistades de Eloy aplaudieron el detalle. Cuando se presentó oficialmente la maqueta de la Plaza de la Merced en la cuaresma de 1990, para que el sonido no interfiriera con las marchas pocesionales, se redujo el sonido de la misma para que solo fuese audible si alguien se encontraba cerca del lugar.



Pero a pesar de esta reducción sonora, todo el mundo cayó en la cuenta del simpático detalle.




En 1995 la máquina tragaperras recaló en la espectacular maqueta de Calle Larios y la Plaza de la Constitución situándose a la derecha de la puerta del ya por entonces desaparecido "Café Español" (era algo que nunca se dio en la realidad en los años en que el Café Español estuvo en funcionamiento pues este tipo de máquinas no existía, pero era un buen sitio para situarla en la maqueta). Pero entonces surgió un problema, uno de los tronos que pasaban por calle Larios en ese año era el del Santo Sepulcro y todos sabemos el respeto y el silencio que envuelve a este desfile procesional por lo que no era plan el que sonase la tragaperras mientras pasaba el catafalco con el Cristo yacente, razón por la que se suprimió el sonido y las luces. Cuando llegó la Feria y los tronos y los nazarenos se sustituyeron por coches de caballos y por caballistas la maquina volvió a tener sus luces y su musiquilla que provocó la sonrisa en más de un visitante.



Ultima ubicación de la miniatura de la máquina tragaperras en la maqueta del desaparecido "Café Español" en Calle Larios.


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