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miércoles, 13 de enero de 2010

UNA EMOTIVA ANECDOTA

Sucedió allá por los gloriosos años (añorados años diría yo), en los que las Miniaturas se exponían al público en las dependencias de la Calle Trinidad Grund. En plena cuaresma recibimos, entre todas las personas que venían a ver nuestra Semana Santa en pequeñito la visita de un hombre alto, de aspecto elegante, octogenario con cierto aire de militar retirado (desconozco si lo fue o no). El cual, después de ver el espectáculo de las Miniaturas se me acercó y con los ojos húmedos me preguntó quién era el artífice de lo que acababa de ver. Le expliqué que eramos un equipo de personas comandados por Eloy Entrambasaguas y que ya llevábamos haciendo aquello algunos años. El hombre visiblemente emocionado me transmitió su enhorabuena tanto a mi como al resto de mis compañeros y añadió algo mas:
"- Verá, yo soy hermano de Carlos Haya y llevaba mucho tiempo sin venir a Málaga y, creame, el ver estas miniaturas tan bien hechas me ha emocionado bastante".
Inmediatamente, le dije que aguardara un instante allí, (¡el hermano, nada menos que del mismísimo Carlos Haya allí y emocionado!). Bajé las escaleras de dos saltos y entré en el taller de la óptica comunicándole a Eloy que arriba estaba este señor. Ni que decir tiene que Eloy subió los escalones de tres en tres, yo subí tras él y casi sin aliento hice las presentaciones. Aquel hombre no pudo decir mucho debido a la emoción. Solo recuerdo el apretón de manos fuerte y sincero que le dio a Eloy, bastante elocuente y que no necesitaba de muchas palabras para saber interpretarlo.

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