Sucedió que tras los discursos de la inauguración, a uno de los reporteros gráficos que se había situado sobre la escalera para captar con su cámara de vídeo el momento, se le cayó uno de los cables, yendo a parar sobre la maqueta, derribando algunas figuras de nazarenos y de público. concretamente era en el lateral izquierdo y se trataba del cortejo del Rescate, exactamente de la sección de la Virgen de Gracia. Eloy preocupado por que todo estuviese en perfectas condiciones se me acercó y me dijo si podía subirme a la maqueta y quitar el cable y colocar las figuras caídas. Subir era difícil porque la maqueta se elevaba a 1m y 10 cm y no había en ese momento una escalera para hacerlo, además no estaba vestido con la ropa de trabajo, sino con un traje, lo que dificultaría mis movimientos en la maqueta. No obstante y ante la insistencia de Eloy y el reportero empeñado en recuperar su cable, accedí, aunque mi primer pensamiento fue que todo se quedara para el día siguiente, pues habría tiempo de coger una escalera, retirar figuras para acceder a donde estaba el cable y para volver a colocarlo todo en su sitio. Lo primero que hice fue quirtárme la chaqueta la cual no sabía a quien dársela para que me la sostuviera mientras hacia la operación. Afortunadamente llevaba un buen rato pendiente de todo aquello, la singular periodista Carmen Abenza, la cual tomó mi chaqueta. Luego ayudado por Pedro Millán y por Antoñito Henares, conseguí subirme a la maqueta, en un alarde de equilibrio pase por todo el lateral, colocando los pies uno detrás del otro en la zona central de la calle que era el único sitio para poder avanzar porque a un lado y a otro, estaba las figuras de los nazarenos de vela,.Llegué hasta el cable, al que solamente podía coger por un extremo, luego lo arrastré con sumo cuidado, aun así, otras figuras cayeron. Le dí el cable a su dueño que aun estaba en la escalera y luego tuve que agacharme hasta ponerme de rodillas para proceder a la colocación de las figuras caídas. Lo más difícil fue recuperar la verticalidad nuevamente, girar y volver sin tirar ninguna figura. teniendo en cuenta que el sitio donde podía pisar no tenía más que unos 15 cm. Afortunadamente, lo pude conseguir. Gracias a mi agilidad y poco peso.
Cuando regresé, Carmen Abenza con cara de asombro por la proeza realizada me devolvió la chaqueta, diciéndome algo así como:- "¡Vaya alarde de equilibrio y precisión!"

Al año siguiente de lo anterior, justamente cuando se iba a realizar la fotografía oficial de la Plaza de Uncibay, y andábamos todos colocando cosas en la maqueta de la misma prácticamente contra reloj. Estaba ya hasta el fotógrafo y solo quedaban algunos detalles, que, como siempre me tocaba hacer a mi. Lo ultimo era colocar una señal de tráfico, colocada en la esquina de la plaza con calle Casapalma al lado del edificio de oficinas. La posición en la que yo estaba era bastante incómoda pues tenía que estar arrodillado en la parte delantera de la maqueta, una zona de no más de 25 cm.y que además tenía colocado un listón de unos 5 cm. sobre esta superficie, lo que hacía un escalón de unos 2 centímetros y medio. Cuando llevas algunos minutos arrodillado sobre esto, el dolor de las rodillas, ya se reparte por las piernas y hasta por la espalda. Cuando fui a poner la referida señal de tráfico, me acordé que la fotografía que teníamos de la misma, obtenida en la calle, para ajustar los detalles con precisión, estaba sobre mi mesa y no me apetecía bajarme de donde estaba, para volverme a subir otra vez con la consiguiente pérdida de tiempo además de aliviar el dolor de mis rodillas, para otra vez volver a padecerlo. Tomé la señal en cuestión, le apliqué el pegamento de cyanocrilato y pensando en voz alta dije: -" ...y esto va,... aproximadamente aquí". Y coloqué la señal, al tiempo que lo hacía, una voz a mi espalda me dijo:
-"Aproximadamente, no, exactamente". Era Eloy, yo ni siquiera sabía que estaba allí ni el tiempo que llevaba observando mis movimientos junto con el fotógrafo. Volví la cara y tenía la fotografía en la mano, me la enseñó y pude comprobar que era el lugar exacto donde yo había colocado la señal, sin verlo. El fotógrafo, dijo: -"A eso se le llama precisión". A lo que repliqué que rebajábamos tanto con esas fotografías que llegamos a memorizarlas exactamente.

Nota: Le doy la bienvenida al selecto grupo de seguidores de este blog a jmariaj. Parece que cada vez somos más. Gracias por tu interés.